Cae el mito

Los aficionados al ciclismo están/estamos (?) ya acostumbrados a casos de dopaje (y no me parece del todo criticable, al menos no desde la óptica que el único culpable es el corredor, el recorrido de las etapas es inhumano), pero a los que no sigan Tour, Vuelta y Giro las tardes de verano por televisión con una calor sofocante y les importe tres pepinos la combinación de plato y piñón que usa el maillot amarillo, les va a caer un mito, ya que esta vez la sombra de los esteroides no está en el deporte de las dos ruedas sino al espectáculo freak por excelencia. El gran Hulk Hogan reconoce que en sus años de profesional de la lucha libre se dopó (no es de extrañar después de ver lo hipertrofiados que están (todos?) algunos personajes de la WWF), resulta que todo eso del "baile de Sanvito" era el telele de un yonqui que tenía el mono. Hulk fue, además de rey del cuadrilátero durante los años 80 y principios de los noventa, una máquina de generar dinero, sin olvidar su exitosa(?) carrera como actor con grandes películas como: Rocky III, Scary Movie 5 o Suburban Commando,o su participación en series como Equipo A o Walker Texas Ranger. Me imagino la estampa: Ulrich, Landis, Valverde, Sevilla y Hulk Hogan (!) en la sala de espera de la clínica del Dr. Cabezas para pedir recetas médicas (?!).Siempre nos quedará...